No mucho tiempo ha que las empresas de seguridad eran al vigilante como el País de las Maravillas a Alicia. Te presentabas a pedir trabajo y abundaban las alegraderas y floripondios por doquier: Te ofrecían servicio, horario, turno, plus de bienvenida, vivienda, plus de distancia, de fidelización, de calidad, te pagaban la penalización de preaviso si te marchabas de la anterior empresa de inmediato (eran hienas entre ellos mismos), te respetaban la antigüedad de la anterior empresa, y si no la tenías, en muchos casos te regalaban algunos añitos, y los pajaritos cantaban y las nubes se levantaban. Aunque después, todo sea dicho, a la hora de disfrutar de muchos de estos plácemes y parabienes todo eran explicaciones, pues, o no habías entendido bien las condiciones, o "habrá que mirarlo a ver", eso, cuando no te decían directamente que te lo fuese a solucionar el que te lo había prometido. A mi, por poner un ejemplo, eso del plus de bienvenida, el cual, por cierto, nunca cobré, y cuyo concepto dejaba estupefactos a clientes y transeúntes en el servicio, que como es habitual y para vergüenza de propios se enteran de todo sobre nosotros (es uno de los cánceres de nuestro sector), pues el plus de Bienvenida, decía, siempre me evocó una escenificación según la cual cuando tú te dirigías a una empresa a pedir trabajo y entrabas en un despacho, se levantaba un orondo Jefe de Seguridad detrás de su mesa, el cual, extendiendo los brazos abarcando una envergadura imponente te gritaba ¡¡BIENVENIDO!!, mientras tú observabas atónito un fajo de billetes en una esquina de la mesa que tenía preparado para ti, que boquiabierto y abrumado por tan magno tratamiento, no acertabas a entender como esa empresa podía haber estado saliendo adelante hasta ese momento sin ti.

En esos tiempos de cuentos rosas, incluso permitíamos la vulneración de determinados derechos a cambio de prebendas no negociadas pero sí acostumbradas; entre todos nos pasábamos el convenio por el forro, pues bastante poco nos importaba lo que ahí dijese; la mayoría no habían visto en su vida ni las tapas (hoy, en muchos casos, tampoco, a pesar de lo cual quien más y quien menos lo invoca a placer sobre la marcha voceando verdaderas barbaridades. "...pues el Convenio dice que tenemos derecho a..." y se queda tan fresco). El caso es que nos montábamos a nuestra manera nuestros propios derechos superando en muchos casos a los a los establecidos legalmente y la costumbre pasaba a tener en la práctica mayor rango que la Ley.

Hoy, en poco tiempo las cosas han cambiado mucho. Los lobos, como en el cuento de los cabritillos, se han quitado la piel de cordero, se han comido a Caperucita, los cabritillos han crecido, transformándose en otra cosa, las hadas en que pretendían haberse constituido inspectores, jefes de servicio y demás han resultado ser brujas emulando con creces a la reina de Blancanieves, y las empresas han pasado de ser La Casita de Chocolate a ser El Castillo de Iras y No Volverás. En algunas empresas, por ejemplo, en la que ha poco me he despedido, que a quien Dios le dé mi puesto San Pedro se lo bendiga, y que por otra asociación de ideas su nombre me recuerda a Zapatero viajando en avión a los mítines, practican su propia ley, en la que la vulneración de los derechos más elementales es escandalosa, se ha abierto la veda del vigilante y las arbitrariedades, el chantaje y la amenaza de sanciones por un quítame allá esas pajas están a la orden del día, y los vigilantes, a la orden, en ocasiones, de energúmenos con vocación de sargento frustrado o de niñatos soberbios con papá comisario, que no aprueban la oposición de Policía ni por incomparecencia de los contrarios, muchos de ellos representantes sindicales que cobran sus horas sindicales a cambio de nada, que hacen mangas y capirotes a su libre albedrío y por el simple placer de alarde de poder amenazan a los vigilantes de servicio con originalidades tales como "hoy no cobras, te vas a tu casa, o mañana no entras de servicio" si no te pliegas a las mandamasadas de turno. Como también es verdad que por ahí hay de todo, los mandos intermedios que esto vieren y entendieren, que hagan buen examen de conciencia y se coloquen en el lugar que, en justicia, crean merecer. En otro orden de cosas vuelven actitudes desterradas ha ya quince años, situaciones que les ocurrían a muchos de los que hoy son profesionales curtidos cuando eran guardas sin chapa, actitudes tales como que algunas empresas disponen a su antojo del tiempo libre y los días de descanso de los vigilantes, como si a sus órdenes tuviesen un ejército acuartelado: "mañana (tu día libre) TIENES que venir...Es un cambio de cuadrante...,son necesidades del servicio...¡Ah!, ¿qué no?, pues atente a las consecuencias". O te suena el teléfono en tu casa y: "Oye, vente para el servicio que tienes que entrar. Y otra vez las mismas amenazas: "¿que te niegas?, pues tienes que venir...etc, y en algunas empresas se ve cómo en casos se despide a compañeros aceptando la empresa cínicamente que realiza un despido improcedente en la propia carta de despido abonando ya de entrada una indemnización irrisoria, que es la establecida por Ley. Eso es despido libre, por más que una administración hipócrita lo califique eufemísticamente de "despido improcedente indemnizado", ante la pasividad e hipocresía de gobiernos y sindicatos maulas, al servicio todos ellos de la patronal y el capitalismo. Y por si fuera poco, los salvapatrias están a punto de conseguir que el gobierno actual, plegándose a sus intereses de enriquecerse cada vez más, abarate el despido (aún más) aprovechándose para beneficiarse de esa crisis que ellos mismos han creado, en parte de una forma consciente y a propósito para tales fines. Porque señores: para una empresa, 500 o 1000 euros de indemnización por despido improcedente es calderilla bien empleada como inversión para realizar un castigo ejemplarizante que haga cundir el miedo a los demás para aborregarles aún más de lo que están y exprimirles y explotarles al máximo vulnerando todos los derechos que les apetezca.

En otras publicaciones posteriores, si me volvéis a conceder el grato honor de vuestra atención a esta humilde colaboración, pensaremos cómo defendernos de esos tipos de abusos y personajes. Corren malos tiempos, y si en la época de los cuentos rosas nos amparábamos solos, hoy se hace necesario un ejercicio riguroso y meticuloso de nuestros derechos, los cuales debemos empezar por conocer de forma real. Más pronto que tarde, y si las cosas siguen un curso adecuado, va a ser presentada ante todos nosotros una entidad que ha de velar de forma efectiva por los derechos de los vigilantes de seguridad privada. si los propios representantes de las empresas ante los trabajadores, tales como mandos intermedios, inspectores, jefes de servicios, junto con satélites de las oficinas, esquiroles, vendidos, apesebrados, chivatos, pelotas vocacionales y demás, son los representantes sindicales que velan por el amparo de nuestros derechos ante las propias empresas, eso es sindicalismo vertical, o para que se nos entienda mejor, se llama poner a la zorra a cuidar las gallinas, que esa es otra. Y hoy por hoy, no puedo decir más. Si este proyecto sale, que yo creo que va a salir, pronto tendremos más datos. Estad atentos a esta firma:

LA CERBATANA SINDICALA